jueves, 26 de mayo de 2016

EL ORIGEN DE LOS APELLIDOS ESPAÑOLES.


Los apellidos nacen de la necesidad de distinguir y  diferenciar a un individuo de otro. Estos apellidos han ido pasando de generación en generación creando así una línea genealógica a través de la cual podemos conocer nuestros orígenes.

En la Edad Media, son los nobles los únicos que utilizan apellidos, mientras que el resto de la población era conocida por su nombre de pila. Es el siglo XII, surge la necesidad de poder identificar a la gente, puesto que la población había crecido y muchos compartían el mismo nombre. Hasta entonces se identificaban a las personas por el nombre y el oficio al que se dedicaban.

El Cardenal Cisneros en 1501 ordena, que todo el mundo debe adoptar los apellidos que le daban sus padres y así quedar como indicador de familia a la que se pertenecía.  Pero es en Roma en el Concilio de Letrán (1564) donde se ordena a todas las parroquias de Europa que lleven un registro de los nacimientos, matrimonios y  defunciones en los que deben constar el nombre y apellidos. Este el momento en el oficialmente se declara que todo el mundo tiene que llevar apellidos, uno procedente del padre y el otro de la madre.


Los apellidos pueden tomar distintas formas:

PATRONIMICOS: Esta relacionado con el nombre propio. Frecuentemente se le añadía la desinencia “ez” u “oz”, que significan ambas, “hijo de” o “descendiente de”. Resultaría que López sería, hijo de Lope y González, hijo de Gonzalo.

TOPONÍMICOS: Relacionado con el lugar de donde vivían o procedían. Normalmente aparecen precedidos de  la partícula “de”, “del” o “de la”. Entonces el resultado sería, del Campo, de la Fuente, de Zamora o simplemente el apellido sólo, como por ejemplo Ávila.

DE OFICIO: Su identificación estaría relacionada con el trabajo u oficio que realizaba. Herrero, Cantero, Barbero…

DESCRIPTIVOS: Se corresponde con una característica física o una cualidad en el carácter. Moreno, Delgado, Rubio, Leal, Bueno, Alegre

CASTELLANIZADOS: Son aquellos apellidos que no tienen un origen español, pero se han ido transformando para adaptarse a nuestra lengua. Gallardo del francés Gallard o Picasso, de origen italiano.



En estos momentos cualquier ciudadano español al cumplir la mayoría de edad, puede alterar el orden de los apellidos si así se desea. 

Hoy en día existen recursos online donde podemos consultar sobre nuestros antepasados, la distribución de nuestros apellidos y redes genealógicas.









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