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Se sabe que las antiguas civilizaciones utilizaban un calendario en el cual la medida del tiempo consistía en la observación de las fases de la luna: doce meses lunares completaban un año. La agricultura dependía especialmente de saber situar en el tiempo, las épocas de lluvia o sequía. Con el transcurso de los siglos, otros elementos hicieron indispensable que se inventase una forma estructurada de contar los días, las estaciones y los años. Es así como surge el calendario. Desde su creación hasta hoy, ha habido elementos comunes, se utilizan componentes astrales como referente: la luna y el sol.
CALENDARIO EGIPCIO
Los egipcios fueron los primeros que utilizaron un calendario solar. Al observar la trayectoria del sol podían reconocer la llegada de las estaciones. Cada 365 días se producía la crecida del rio Nilo, este momento era muy importante tener en cuenta ya que, era necesario saber cuando tenían que sembrar y recoger sin el peligro que se anegasen las tierras. La subsistencia del pueblo egipcio dependía principalmente de la agricultura.
Este calendario estaba dividido en 365 días de año civil egipcio, 12 meses y 30 días que a su vez lo repartían en periodos de 10 días y 5 más que se añadían al final del año para completarlo (epagómenos). Pero este calendario no era del todo correcto puesto que cada cuatro años, perdían un día, ya que no contaban con el cuarto de día que excedía del año solar astronómico. Este calendario era esencialmente agrícola. Utilizaron otros calendarios en la que la luna era la protagonista, sobre todo orientados a fijar las efemérides civiles.
Julio Cesar, en el año 45 a.c, solicita a Sosigenes, astrónomo alejandrino, que elaborase un calendario que constaba en un principio de una semana con 8 días. Posteriormente la semana estaba compuesta por 7 días, a los cuales le pusieron nombre de dioses. Formado por un año de 365 días y doce meses, basándose en el calendario egipcio. Intentaron solventar el error de los días sobrantes con lo que denominaron el año bisiesto (año de 366 días), pero aún así, seguía siendo erróneo.
En 1582, el papa Gregorio XIII mando a crear un calendario con lo cual se sustituiría el utilizado por Julio Cesar. Actualmente sigue vigente en todo el mundo y se fija periodos festivos de la Iglesia Católica. Este calendario reestructuro el sistema de año bisiesto, para poder ajustar el desfase y traslado el inicio del año al 1 de enero.
El papa Gregorio XIII, publicó un documento el 4 de octubre de 1582, en el que declaró el calendario Gregoriano como oficial para la iglesia católica. Los países irían adaptándose a la nueva medida del tiempo, ajustando su vida social, religiosa y política, no sin hallar dificultades para ello.