Un
recorrido que discurre entre la “Playa de Camposoto” en San Fernando y el caño de “Sancti Petri” en Chiclana.
Un paisaje
en el que destacan las dunas y las marismas. Su baja dificultad hace de este
sendero un paseo adecuado para realizarlo en familia. Tiene una longitud de 2.6 kilómetros y unos 45 minutos de duración
de ida. La vuelta si se realiza por la playa puede incrementarse en una hora.
Es aconsejable llevar calzado cómodo, gorra y agua, debido que existe poca
sombra.
Accederemos
por el final de la carretera de la playa de Camposoto. Lo primero que podemos
observar a nuestra derecha es un amplio sistema dunar que recorre
toda la longitud de la playa. Si miramos al lado contrario,
veremos la marisma y bordeando a esta el Caño de Sancti Petri. En todo el recorrido alternan tramos con pasarelas de maderas con
otros de arena.
Sorprende la variedad en cuanto a su
vegetación. Sobre el sistema dunar vemos
el barrón (Ammophila arenaria) y a medida que vamos caminando nos iremos encontrando con la retama (Retama
menosperma), de un hermoso contraste de colores blancos y verdes. De la misma forma nos encontraremos con otras especies como nos indica un cartel informativo.
En algunos tramos la arena ha invadido el
camino y se requiere de más esfuerzo para seguir, pero a unos metros y al bajar
una pendiente nos encontramos con un mirador desde donde podremos divisar el “castillo
de Sancti Petri”, un islote en medio del mar rodeado por un paisaje con una
innumerable gama de azules. Cielo y tierra se confunden y se mezclan como lo hacen
las aguas del caño con las
del Atlántico.
La marisma se abre paso y un manto verde
prevalece sobre la orilla derecha del sendero. El caño se va abriendo paso, impetuoso por desembocar en el mar.
El ultimo tramo discurre por una pasarela de
tablas que nos llevará hasta la Batería de Urrutía. Una construcción militar de gran relevancia
en la lucha contra la invasión de las tropas de Napoleón.
Se nombran otras dos baterías, una ya
destruida (Aspiroz) y otra no muy lejos del lugar (San Genís) que en esta
ocasión no hemos conseguido encontrar y en la que insistiremos en la próxima
visita.
Ya pasada la Batería de Urrutia, nos
encontramos en la playa frente al poblado de Sancti Petri. Un puerto deportivo
que ha ido tomando forma con los años y hoy alberga muchísimas embarcaciones de
recreo.
Continuamos andando por la playa y divisamos, ya siempre imperante en el mar, al
Castillo de Sancti Petri. Se nota la brisa y el sonido de las olas al romper en
la orilla nos acompaña todo el camino.
Dejando atrás el castillo y casi a mitad de
nuestra ruta por la playa, nos encontramos con unos bunkers de la Guerra Civil,
como un monumento a la desolación, ya que el el mar combate sobre ellos y el
tiempo los desmorona.
Cae la tarde, el sol oscurece todo el
paisaje y hemos culminado nuestra ruta en
1 hora 45 minutos, disfrutando de lo que la naturaleza nos regala.
Lo único que me deja un sabor amargo es el
trato que le damos a nuestro patrimonio. Elementos importantes de nuestra
historia destruidos por la dejadez y la desidia. Monumentos a los que se le podrían sacar
rendimiento, ya que la historia nos envuelve y nos avala como entorno
privilegiado.
Somos historia y vivimos de ella.
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