Los árboles siempre han sido y serán nuestros pulmones tanto por la fabricación de oxígeno como por ser soporte de tierras y montes. Además tienen gran valor por su madera y otros productos que surgen a partir de ella. Desgraciadamente la tala incontrolable y los incendios han ido mermando los numerosos bosques que habitaban en toda la tierra. Para reforestar estas zonas y dependiendo de la climatología se han ido plantando árboles de crecimiento rápido entre los que podemos identificar al fresno, al álamo, al sauce, el arce, el castaño de indias y como no el eucalipto es sus más de 600 variedades.
El eucalipto australiano tiene la peculiaridad que puede crecer más de 10 metros al año. Suelen ser muy altos miden entre unos 40 y 100 metros según la especie. Son árboles que requieren mucha agua y aunque sus hojas tienen propiedades medicinales, también emana sustancias químicas que hacen que no crezca ninguna vegetación en los alrededores.
El proceso de tala y aprovechamiento se realiza de la siguiente forma:
Apeo: Donde se tala y derriba el árbol realizando tres cortes en la base y respetando las raíces.
Desrame: Donde con hachas y otros utensilios se quitan las ramas y hojas hasta dejar sólo el tronco.
Descortezado: Como su nombre indica se trata de quitan la corteza hasta dejar la madera al descubierto.
Apilado: En el cual se van apilando los árboles descortezados, preparados para un camión los lleve a la fábrica.
Los restos de hojas y cortezas se solían quemar pero el riesgo de incendios era muy alto. Ahora se trituran y se integran en la tierra como fertilizantes para que nuevos eucaliptos puedan crecer.