A todos nos
ha pasado en una clase aburrida, cuando
nos viene el sueño o estamos muy cansados. Es algo involuntario e incluso
contagioso. Bostezar, que bien sienta cuando puedes hacerlo a solas, pero en
público la cosa cambia.
Lo curioso
es que cuando más bostezamos, es seguidamente después de levantarnos y antes de dormir
que ya lo vemos más lógico. Tampoco
somos los únicos, algunos animales también lo hacen, sobre todo antes de comer
y otros como los lémures cuando van a ser atacados es decir por un
acontecimiento que les provoca ansiedad.
Pero, ¿por
qué se produce este acto reflejo? Pues
existen varias teorías.
Dice un
estudio publicado en la revista Medical Hypotheses que la función principal del
bostezo es ventilar el cerebro, ya que este es muy sensible a las temperaturas.
Otra teoría nos cuenta, según el investigador Mark A. W. Andrews, que el bostezo se
produce porque hay una falta de oxígeno en nuestra sangre. Mediante este acto
lo que se hacemos es introducir gran cantidad de aire que ayudará a regular los
niveles de oxígeno.
Al igual que
los lémures, también se cuenta que nosotros
bostezamos cuando estamos nerviosos, ya que al hacerlo aumenta por unos
momentos los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés.
Otros
estudios demuestran que está relacionada con la función sexual en el varón y
que señalan que mientras se bosteza se está produciendo una erección.
Y se
contagia, es casi un acto social de confianza. El simple hecho de hablar de
ello ya hace que abramos la boca tipo león y con ello las personas que nos
acompañan. Es una acción empática, ya sabéis si queréis conectar con alguien,
no hay nada mejor que bostezar en compañía.
La última y
muy curiosa, según otra investigación es que el bostezo en los bebes se
produce ya en el vientre de la madre a partir de las once semanas. Su función,
expulsar ilíquido amniótico alojado en sus pulmones. Una vez fuera del útero,
el bostezo se convierte en un recuerdo de aquellos momentos.
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